viernes, 24 de mayo de 2013

Por qué productos ecológicos


La preocupación cotidiana por nuestra salud es creciente. El exceso de información nutricional hace que a veces se recurra a “dietas milagro” para conseguir un control del peso. En otras ocasiones se recurre a tiendas de dudosa cualificación para la asesoría sobre necesidades especiales de alimentación: embarazo, entrenamientos deportivos, ancianos y niños.
No nos fijamos que en la frase que añaden muchos productos, la mayoría híper calóricos, en su información nutricional, que reza “llevar una vida activa con dieta variada y equilibrada” es la clave.

Lo de la vida activa no se trata más que de huir del sedentarismo, el control de peso no es más que una balanza en la que se pesa lo que se gasta con el ejercicio y lo que se ingiere en las comidas.

La dieta variada es lo que añade un equilibrio entre los nutrientes que se deben incorporar a nuestro metabolismo, nutrientes que deben repartirse en cinco grandes grupos: hidrato de carbono, proteína, lípidos, sales minerales y vitaminas.

Por último, lo de equilibrada se refiere a que la cantidad de estos elementos debe ser suficiente para cubrir las necesidades de nuestras células y órganos, y a la vez no sobredosificarlos para evitar posibles alteraciones e incluso enfermedades como la obesidad o las hipervitaminosis ni infradosificarlos cayendo en posibles alteraciones carenciales.

No obstante, una cosa son nutrientes y otra, aunque sea lo mismo, es la forma de presentación de los mismos en la variedad de alimentos que nos encontramos en el mercado. Muchas veces la industria de la producción y distribución alimentaria, recurre a envases y aditivos para procurar que estos productos lleguen al consumidor en perfectas y seguras condiciones sanitarias como pueden ser los sulfitos del vino o los nitritos de la carne envasada. En otras ocasiones el aditivado persigue mejorar la presencia del producto de cara al consumidor y que este lo compre por los ojos y no por sus características nutricionales u organolépticas, tal  es el caso de las ceras que impregnan las naranjas o los potenciadores de sabor.

Muchos de estos aditivos solo son tóxicos en concentraciones elevadas y por tanto se sigue la máxima de que “no existen venenos sino dosis”. La duda surge cuando no se ha considerado la sinergia de diferentes aditivos y su perdurabilidad en el tiempo ya que en esos estudios se contempla el compuesto en cuestión por separado y como algo individual y no unido a otros componentes que también lleva el producto.


Los productos ecológicos son producidos y presentados al consumidor con la garantía de ausencia de aditivos perjudiciales para la salud de las personas y para la salud del medio ambiente en los que se han cosechado, por tanto son la alternativa para incluirlos en el nuevo paradigma alimentario de nuestros días.

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